Los Acuerdos de Paz alcanzados durante 1991 y 1996 respectivamente, entre los gobiernos de El Salvador y Guatemala y los representantes de la oposición armada que enfrentaban, abrieron paso a dos de los esfuerzos recientes y más comprensivos por avanzar hacia reformas de la institución policial en América Latina.
Estas reformas involucraron a una variedad de actores internacionales y se produjeron de manera paralela cambios institucionales que inquietaron al sistema de justicia criminal mediante la introducción de juicios orales y sistemas acusatorios que hoy enfrentan.
Un primer aspecto a considerar es la compleja relación existente entre la policía y el poder público, que en fases largas de la historia ha tenido características no democráticas.
En general, la policía latinoamericana ha tendido a ser un objeto político, es decir que, en muchos países, es más una institución de gobierno que de Estado.
En segundo lugar, las policías latinoamericanas son todavía tributarias de un modelo de organización jerárquico, centralizado y de tipo militar, lo que es más notorio en aquellas fuerzas de tipo militarizado, como sucede por ejemplo con las policías militares brasileñas, con Carabineros de Chile y con la Policía Nacional del Perú, pero extensivo a las policías que se definen como civiles en la región. Este tipo de organización facilita la manutención de la disciplina interna, pero requiere reformas si se desea avanzar hacia modelos de administración más flexibles y que incentivan la cooperación con la población.
La Venezuela de Chávez es un espejo que refleja cómo será el futuro de Latinoamérica si ésta no actúa a tiempo para frenar el delito y condenar a los criminales. En ese país se registran prácticamente la misma cantidad de asesinatos que en Estados Unidos. Con una "diferencia": en Venezuela viven 25 millones de habitantes y en EE.UU., 300 millones.
Según estimaciones de las Naciones Unidas, Venezuela registra 48 homicidios por cada 100 mil habitantes en un año; lo que lo califica como un país aún más peligroso que Colombia. Y eso que Colombia vive en medio de una guerra contra las organizaciones narcoterroristas (FARC fundamentalmente), mientras que en Venezuela se vive en un aparente clima de paz.
Cualquier estrategia para mejorar el intercambio comercial y las inversiones destinadas a incrementar la calidad de vida de la clase media de Latinoamérica tiene que comenzar con un paso decidido: el de reformar y —en muchos casos reemplazar— la fuerza policial en su conjunto.
Estados Unidos incrementó el número de policías en un 20 por ciento bajo la administración de Bill Clinton; y ellos son, por abrumadora mayoría, honestos. La corrupción policial es ocasional. Si se la descubre es vigorosamente reprimida.
Según el Latinobarómetro
El crecimiento económico ha tenido impacto significativo sobre los problemas principales que se plantean en los países. En el 2007, el problema más importante de la región es el desempleo y la delincuencia, con 18% y 17%, respectivamente, le sigue la economía, problemas económicos financieros con un 11% y corrupción con un 11%.
La delincuencia sube 1 punto entre el año 2006 y 2007, alcanzando el 17%. La delincuencia se
mantuvo como un problema "menor" en la región (menos del 10% de las preferencias) entre los años 1995 y 2004 cuando un 9% de los habitantes de la región opinaba que la delincuencia era el problema más importante. A medida que disminuye la importancia del desempleo como problema principal aumenta la importancia de la delincuencia como el problema más importante de América Latina.
Esto es significativo porque sabemos que la delincuencia no es coyuntural como el tema del desempleo y no se soluciona con crecimiento económico. Esto augura el surgimiento de nuevos problemas con mayores grados de complejidad, en la medida que algunos se vuelven menos importantes. A diario, la delincuencia y pobreza son fuentes que dificulta la gobernabilidad.
En 2007, de los 18 países el problema más importante es la delincuencia, estos son:
Venezuela, Guatemala, El Salvador, Chile, Argentina, Honduras, Costa Rica y Brasil. El año pasado eran seis países, incorporándose hoy Brasil y Chile.
Existe un país en la región, México, donde el problema del desempleo (13%) y la delincuencia (14%) tienen la misma importancia. El año pasado sucedía esta situación en Chile.
Evidentemente, la reforma, o eventualmente el reemplazo, de la justicia, la honestidad y la policía es clave y determinante para cambiar la atmósfera de miedo que prevalece en gran parte de la América Latina actual.