lunes, 21 de julio de 2008



A inicios del presente mes se llevó a cabo, en El Salvador, el Primer Foro para la promoción del financiamiento de Vivienda de Interés Social.
Antecedentes:

  • VARIABLES QUE CONFORMAN EL PRECIO DE UNA VIVIENDA

Costo de la tierra 30%

Costo de los materiales 35%

Costo de la mano de obra 15%

Costos indirectos 20%

TOTAL 100%

  • Entre las familias beneficiarias existen madres solteras, adultos mayores y personas con algún grado de discapacidad y la mayoría vive en situaciones precarias en viviendas construidas de madera, zinc, palos y techos de penca.

El Foro buscaba contribuir al acercamiento de los principales actores del sector vivienda, para la identificación e implementación de opciones que contribuyan a la dinamización del financiamiento de la Vivienda de Interés Social; además, de propiciar la creación de un mecanismo interinstitucional con todos los entes relacionados para que se planifique, coordine y ejecute un plan de acción de dicho proyecto.

El Primer Foro fue una iniciativa del Fondo Social para la Vivienda, en coordinación del Ministerio de Obras Públicas, a través del Viceministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano.

La vivienda de interés social está orientada a resolver la necesidad habitacional de las familias de menores ingresos.

Para acercarnos más a esta dinámica, he interpretado 3 reglas1 a cumplir y hacer cumplir que no son las únicas pero que siento la necesidad de ponerlas sobre la mesa para generar conversación:

“Regla 1: no malinterpretar lo social para evitar caer en temas populistas”

Cualquier administración pública debe de tutelar los recursos financiaros y humanos para entregar mejores resultados a todos los actores.

Este tema se debe trabajar bajo la relación ganar, ganar; donde el Gobierno quiere apoyar porque está cumpliendo con su función de gobierno, el ciudadano busca mejorar su vivienda, su estilo de vida y el sector privado busca hacer bien su negocio.

“Regla 2: Cuidar la estabilidad macroeconómica”

Donde todo gobierno debe de generar estabilidad económica y dejar a los financieros hacer lo financiero y,

“Regla 3: aprovechar las remesas”

En general, como lo mencionó Ariel, el sector vivienda debe replantearse institucionalmente para moverse hacia el desarrollo de las comunidades de manera más integral.

La necesidad de las familias no llega a tener únicamente un techo para cubrirse de la lluvia, las necesidades van más allá: brindarles sentido de pertenencia, abrirles espacio de recreación, cumplirles estándares de salubridad y acercándoles educación.

Porque no se quieren numerosas casas donde se engendren los valores negativos: irrespeto por el espacio y pertenencias ajenas, focos de violencia intra familiar y ausencia de trabajo sostenible, para mencionar algunos.

Si bien es cierto, el cambio de vida para las familias es sustancial porque en las nuevas casas las familias viven en mejores condiciones infraestructurales: de vivir bajo láminas, a tener un techo y paredes de concreto; de vivir en un solo cuarto, las familias viven donde los espacios están medianamente distribuidos y logran la intimidad de cada miembro de dicho grupo; además de pagar, en muchos casos, únicamente los servicios básicos.

Para el caso Salvadoreño, Ariel expresó que hay excelentes posiciones y que estamos en el camino correcto. Ahora lo que se debe de hacer es que el Gobierno debe convencer y mediar entre todos los actores involucrados en el tema para obtener resultados satisfactorios.

Este trabajo es parte de un todo. Centroamérica y México está haciendo una labor reconocida: a finales de junio se firmó una Declaración en la que se incluye un Fondo de 33 millones de dólares del Gobierno Mexicano y que se pondrá a la orden del BCIE, exactamente para la construcción de 50 mil viviendas, como primera fase, en todo Centroamérica.

Las naciones están haciendo un trabajo de integración en el tema económico, pero también en el tema social.

Y esa es la idea de que los países latinoamericanos, tomando este pequeño ejemplo, se conviertan en socios comerciales, sino en el aspecto social generando, así, mejores oportunidades para nuestros niños y niñas, para nuestros ancianos, para nuestras madres solteras, para nuestras comunidades.


1 De las impresiones del Act. Ariel Cano, Subdirector General de Planeación y Finanzas, Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los trabajadores. México.

1 comentario:

rafaelhdez dijo...

Hay algo que es cierto en tu planteamiento y es que el deber de todo gobierno es el de generar estabilidad económica para sus respectivos pueblos.

Hablando específicamente del caso de El Salvador, no comparto la opinión de que con darle una casa a una familia de escasos recursos ya le arreglamos buena parte de su problema pues, al menos en la gran mayoría de casos de los que me he dado cuenta, se da una serie de fenómenos, entre los que podemos mencionar (porque de mencionarlos todos, no termino en toda la semana):

1. El beneficiario ya tiene hasta vendido el inmueble beneficiado. Por supuesto, con todo y casa.
2. Existe un descontrol respecto de quién recibe o no beneficio pues se dan casos en los que una persona solicita beneficio (en un inmueble X), manda a su compañera(o) de vida para que también solicite beneficio (en otro inmueble Y) y si es posible envía hasta sus hijos(as) (inmueble Z y demás). Obviamente, una persona de escasos recursos NO tiene más de un inmueble en propiedad (o que se le pueda legalizar en un dado caso). Hay casos en los que una misma persona no solo solicita sino que recibe beneficio en diversos programas gubernamentales, ya sea por compadrazgo con quien decide quién recibe y quién no recibe beneficio, o bien por cuestión de azar.
3. Una vez recibida su casa, resulta que el beneficiario ni habita en la misma pues se trata de casas MUY pequeñas donde no cabe toda la familia, de manera que mejor la usa para propósitos muy diferentes al que el programa de ayuda tenía en mente.

Tomando en cuenta los 3 fenónmenos antes mencionados, se crea un círculo vicioso que ni arregla el problema ni mucho menos le ayuda en algo a la situación que ya es bastante difícil en el país.

Considero que hay buena intención en muchas personas que proponen estos tipos de programas o que trabajan para tratar de alguna manera de ayudar a quienes necesitan ayuda pero, sin ánimo de ofender, es obvio que alguien que nunca ha vivido necesidades no tendrá idea de cómo solucionarlas y por otro lado, dudo mucho que éstos señores no se hayan dado cuenta de lo que hablo por lo que terminamos cayendo en una medida meramente populista (o electorera, dependiendo del gusto) y rompiendo la regla 1 que escribes.