lunes, 7 de julio de 2008

Los justos títulos o de las Injustas directrices de Europa en América.

Recién empezado el siglo XV, tras los grandes y nuevos escenarios que trajo le descubrimiento de la “terra incognita” allende el mar océano del oeste, tras surcar el paralelo 28°, y al comprender que no se había llegado a Asía, mucho menos a la China, sino a un nuevo lugar ignoto, comenzaron las discusiones sobre la legitimidad del Reino de Castilla ( y por ende de Europa) y su monarca el emperador Carlos I de España y V de Alemania de establecerse en lo que se denominó América.

Así, en la conocida como la “Junta de Valladolid” en 1550 – 1551, se presentaron Don Juan Gines de Sepúlveda defendiendo el derecho de la corona de Castilla a permanecer en América, y por otro lado de Fray Bartolomé de las Casas sosteniendo los alegatos para que los hispanos salieran de los nuevos territorios.

Sepúlveda utilizo como argumentos la basta y sesuda justificación jurídica y moral (nada que ver con el actual nivel de debate en el parlamento europeo) que se impartió en la Universidad de Salamanca en las relecciones de Francisco de Vitoria muerto cuatro años antes de la “Junta de Valladolid”.

Vitoria en su obra “Relectiones de Indis recenter inventishace una exposición en la que consagra la igualdad en derechos entre los españoles y los amerindios de estas tierras, gracias a su labor y a la de De las Casas, se promulgaron las “Leyes de Indias” que fueron muy importantes para la protección de los indígenas y frenaron (de alguna manera y no siempre con éxito) el tremendo y excesivo abuso de los europeos para con los americanos.

Dentro de los ocho justos títulos a los que arguye Vitoria en sus disertaciones de 1539, se encuentra como derechos universales de todos los hombres y de todos los pueblos el ius communicationis, el ius migrandi, el ius peregrinandi in illas provincias et illic degendi, así como accipere domicilium in aliqua civitate illorum.

“Entonces, cuando éramos concretamente desiguales y asimétricos los europeos y los americanos, por ser impensable la migración de los indios a Occidente, la afirmación de aquellos derechos ofreció a Occidente la legitimación jurídica de la ocupación del Nuevo Mundo y luego, durante cinco siglos, de la colonización y de la explotación de todo el planeta en nombre, primero, de la “misión evangelizadora” y, luego, de la “misión civilizatoria”.

Hoy, que la situación se ha invertido –que son los pueblos del tercer mundo los que se ven empujados por el hambre hacia los países opulentos- la reciprocidad y la universalidad de esos derechos han sido negadas. Transformados en “derechos de ciudadanía” –exclusivos y privilegiados, en la medida en que son reservados sólo a los ciudadanos- apenas se ha tratado de tomarlos en serio y de pagar su costo. Por eso, en su efectividad internacional se juega la credibilidad, en el futuro próximo, de los “valores de Occidente”: de la igualdad, de los derechos de la persona, de la misma ciudadanía””[1]

Los derecho de todos los hombres a comunicarse entre sí, a migrar y a viajar por el mundo, los cuales fueron una construcción jurídico filosófica de occidente y base del derecho natural europeo. El derecho a la igualdad y a la libertad de todos los hombres que han sido una premisa y piedra angular de “LA revolución” de 1789 en la Francia y en la Europa “moderna” que aun se jactan de su espíritu fraterno y universal, se develan en el año 2008 solo como puras buenas justificaciones para que los europeos vinieran aquí y se asentaran por 300 años como dominadores y señores feudales de un patio trasero, han sido buenas quimeras para que 200 años de repúblicas y constituciones en ambos extremos del mar caigan en tierra como cartas de buenas intenciones.

Ahora que ellos se han enriquecido no solo de los recursos naturales sino de tanto que le ha dado América al mundo, sus ignorantes parlamentarios aprueba la directiva de retorno de inmigrantes ilegales, en lo que van de estos días, ya van mas de 40 ciudadanos mexicanos que han sido expulsado de España[2], o que han sido retenidos ilegalmente en el aeropuerto de Barajas violentando el tratado de Viena sobre atención consular.

Ahora ¿que le queda a Occidente mas que su hipocresía y dados cargados?, ahora que la China se perfila para ocupar el espacio imantado de centro político y económico mundial, ahora que después de 2500 años las riendas del imperio en boga no se perfilan para asentarse en occidente, ahora; sí, ahora nos hacen esto a los latinoamericanos, los que permitimos que se exiliaran en nuestras repúblicas tropicales tras sus dos guerras fratricidas y sus guerras civiles, los que los veíamos como modelo de progreso, los impúberes que ahora nos damos cuenta que somos huérfanos.

Pienso en que el devenir del proceso histórico que nos tocará vivir con China respirando en nuestra nuca, deberá de marcar un nuevo proyecto de integración latinoamericano por lo menos a nivel de política exterior para hacer frente a este insulto de la Europa soberbia y decadente. Al fin del día un principio pilar del derecho internacional es la reciprocidad.


[1] - Luigi Ferrajoli, El garantismo en la filosofía del derecho.

[2] Periódico “El universal”, Ciudad de México, julio 7 de 2008.