En 2001, se celebró la Sesión extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre la aplicación del Programa de Hábitat, donde se reiteró el compromiso y adopción de medidas e iniciativas innovadoras que contribuyan a redoblar los esfuerzos por alcanzar los grandes objetivos de una “vivienda adecuada para todos “ y “el desarrollo sostenible de asentamientos humanos”.
En 2003, según el Banco Mundial (BM), en Honduras y Panamá, más de la mitad de los que se decían propietarios y que viven en pobreza no poseían la documentación sobre el terreno o sus documentos eran insuficientes.
El Salvador ha sido reconocido en el informe del BM por su política de vivienda, aprobada en el año 2000, la cual facilita la legalización de tierras y la certificación de los actores en el mercado informal de lotes y tierras.
Frente a este panorama Centroamericano, el resto de países Latinoamericanos y del Caribe encaran, también, desafíos en el ámbito de los asentamientos humanos, tanto para los logros de los “Objetivos del Milenio” como para estabilizar y reducir el número de familias que no cuentan con seguridad jurídica sobre la tierra, vivienda y un ambiente adecuado.
Esta realidad exige una lectura detallada de la situación de nuestros países, así como un entendimiento más certero de las diferencias existentes entre la pobreza y las formas de precariedad en la materia de vivienda.
El documento “El Rostro de la Pobreza en las ciudades de América Latina y el Caribe” expone que al menos un 40% de las propiedades inmuebles de América Latina y El Caribe podría estar en algún rango de informalidad y / o ilegalidad.
Aunque algunos países ya cuentan con programas establecidos de mejoramiento de barrios, con financiamiento principalmente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la legalización de los terrenos debe fortalecerse como un eje central de la estrategia mundial para mejorar las condiciones de vida de las familias pobres.
Por otro lado, los estudios recientes de la CEPAL, sobre las características sobre las características de la pobreza y precariedad en las ciudades, señalan que estos han seguido una trayectoria que debería preocupar a los países.
Frente a las dificultades y limitantes financieras e institucionales, la Región ha logrado acumular experiencias, corregir errores y salvaguardar los aciertos.
Pero hoy por hoy, ¿qué acciones responde a la demanda social de acceso al suelo?
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